En este articulo quiero contarte acerca del arte del shibari junto la experiencia que vivi el 2021, donde hicimos una sesion de fotos con kimonos y shibari en el cerro San Cristobal, en Santiago de Chile. Nos reunimos junto a Pralad quien es artista fotografo, la artista de shibari Alita Margaret y Oktopus, artista visual.
El arte ancestral japonés del shibari, conocido por sus lazos y nudos que envuelven el cuerpo humano, ha trascendido más allá de su aspecto visual sino que fusiona espiritualidad oriental de maneras profundas y significativas. En esta sesión sentí que la experiencia del shibari, no solo es una expresión artística y erótica, sino que es realmente es una experiencia meditativa de conexion de espíritu, cuerpo y alma.
Nos reunimos con los chicos en la entrada del cerro y caminamos hacia un sendero de Eucaliptus. En el camino entramos en la conversacion acerca de los aspectos a tener en cuenta antes del atado japones, el cuidado posterior y tambien hablamos de encontrar un lugar ideal donde trabajar con la naturaleza y la desnudez.
La experiencia de caminar hacia ese lugar donde te entregaras de cuerpo y alma ya es un ritual. En la cultura occidental, se asocia el shibari con la sensualidad y el erotismo, sin embargo, en la cultura oriental, el enfoque se desplaza hacia una interpretación más profunda y trascendental. Enraizado en conceptos como el zen y el taoísmo, que busca la unión de cuerpo, mente y espiritu.
Los procesos involucrados en la creación de patrones de cuerdas intrincados exigen una atención plena y una conexión consciente con cada movimiento. Esto crea un estado de concentración, donde junto a Alita, quien me hizo los nudos, nos embarcamos en un viaje de exploración interna y conexión. El nivel de confianza que entregas en ese momento es total y a medida que me va a atando siento que voy cediendo todo aquello que mi mente puediese controlar. Decidimos que la primer postura seria atada junto a un viejo arbol donde parte de su tronco era perfecto para que yo estuviese sentada contemplando y fusionandome con el paisaje (ver foto).
En cuanto entré en esta posicion atada manos arriba, comenzo un viaje sin tiempo, se liberó mi mente de distracciones para permitir que el presente fuese el enfoque, alcanzando una sensación de dulce calma, donde estoy en mi cuerpo y más alla del cuerpo sintiendo una sensacion de plenitud y de unidad con el universo.
La Confianza y la Entrega en el Shibari
En cuanto Alita me desató, comprendi que la entrega y la confianza son fundamentales en el shibari. El proceso de permitir que otro nos ate requiere un nivel excepcional de apertura y confianza de que todo va a estar bien y que serán respetados tus limites. Esta experiencia de confiar en alguien para cuidar y controlar nuestro cuerpo puede llevar a una sensación de liberación, una liberación de preocupaciones y temores, propios del mundo que habitamos donde nos solemos sentir en un estado de alerta.
En el shibari, el atado experimenta una suerte de rendición controlada, donde la restricción física se convierte en una metáfora de dejar atrás las ataduras mentales y emocionales. Esta sensación de liberación es un estado de éxtasis espiritual, te sientes conectado no solo con tu atador, sino también con el flujo universal de energía. Esto sucede porque que durante la práctica estas tan inmerso en el presente que la actividad en la corteza prefrontal se calma, creando algo que algunos llaman “flow state”, solo importan tus sensaciones deplacer y disfrute, mientras el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa.
El Simbolismo de las Cuerdas y los Nudos
Mientras estoy atada, Alita me pregunta cómo me siento y revisa mi piel para evitar que me lesione. Y es que se cruzan tantas dualidades cuando estas atado que es imposible no estar atento a las sensaciones que ocurren: hay suavidad y fuerza. Vulnerabilidad y estructura. Placer y Dolor. Cercanía, confianza absoluta e infinita Soledad.
Las cuerdas y los nudos pasan a simbolizar la interconexión de todas estas cosas. Pasamos a ser una representación visual de la interdependencia y el flujo constante de energía. Los nudos mas complejos y entrelazados que hicimos estando ya colgada del arbol, fueron un tejido de experiencias, relaciones y momentos que se entrelazaron para crear un todo coherente. Mientras mas compleja se volvio la atadura, más necesité concentrarme para estar en el momento presente y mas profundo calé en mi espacio interior.
En conclusión, el shibari para mi fue más allá de ser simplemente una forma artística, pude reconectar con mi sensualidad y mi espiritualidad, acompañada por otra persona en un viaje sensorial. Cuando se desatan los nudos, la cuerda caía y me sentí liberada, sin presiones y con menos peso encima. Junto a Alita, nos adentramos en un mundo de meditación, unidad y confianza, recordamos la importancia de la atención plena, la entrega y la interconexión en nuestras vidas, simplemente pudimos tocar el cielo.